Nathanael Sivera Mollá | Podólogo | 08/02/2021
¿QUE ES UN CALLO?
Callo es el término coloquial para un engrosamiento de una zona delimitada de piel, acompañada de endurecimiento y color amarillento. Sin embargo, lo que a nivel amateur no pasa de ser callo, a nivel profesional se tienen en cuenta varios posibles diagnósticos…
TIPOS DE CALLO
Los callos, propiamente dichos, podemos dividirlos en tres tipos: hiperqueratosis, helomas y tilomas.
En el primer caso, llamamos hiperqueratosis a las zonas de la piel endurecidas, amarillentas, difusas… se suele relacionar con sequedad de la piel.
Llamamos tilomas a zonas de piel, engrosadas, endurecidas, amarillentas y más bien delimitadas. Su origen suele ser mecánico.
Los helomas duros vendrían a ser el siguiente escalón a los tilomas. En este caso añadiríamos a la lesión anterior un núcleo duro que otorga al paciente la sensación de “algo que le pincha o se le clava”.
Tiloma
Heloma
PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO
En el caso de las hiperqueratosis como consecuencia de sequedad de la piel, la clave estará en mantener la piel hidratada. Esto, en pacientes sanos, es relativamente fácil. Basta con no exponer demasiado a los elementos. El frío y el viento son nuestros enemigos en este caso, especialmente si nos suda el pie. Si con un correcto cuidado del pie no conseguimos el resultado deseado, las cremas hidratantes nos pueden ayudar. Estas cremas deben contener una baja concentración de urea y no ponerse nunca entre los dedos de los pies.
Los helomas y tilomas suelen tener un origen mecánico, es decir, derivado de un aumento de fuerzas en una zona delimitada. Estas fuerzas aumentadas pueden ser de fricción (por ejemplo, el roce con el calzado) o de compresión (un aumento de presión en una zona por nuestra forma de pisar…). Este aumento de fuerzas lo recibe el cuerpo como un daño, de tal manera que reacciona enviando muchas células de piel (queratinocitos) para repararlo. Estas células se van acumulando hasta formar “el callo”. En caso de que la acumulación de fuerzas sea en un punto muy concreto y pequeño, es cuando se forma el núcleo y pasamos de tiloma a heloma duro. El tratamiento y prevención de este tipo es de paso obligado por el podólogo. Para eliminar el callo se debe deslaminar mediante bisturí (procedimiento completamente indoloro) y realizar un diagnóstico para averiguar la causa y proponer una solución definitiva.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Existen otras patologías que pueden hallarse disimuladas por la aparición de “callos”. Tal es el caso, por ejemplo, de las verrugas (papilomas), los quistes o el molusco contagioso, fáciles de confundir con helomas y tilomas.
Es, por tanto, importante, visitar a tu podólogo para que te saque de dudas sobre qué padeces y te paute un tratamiento personalizado dependiendo de tu patología, tu actividad, tu calzado…
Debemos dejar de ver al podólogo como un simple callista y hacernos a la idea de que supone un especialista en la salud integral del pie, con autoridad y capacidad para diagnosticar, tratar y recetar y con conocimientos combinados de fisiología, dermatología, biomecánica…
Papiloma (Verruga)
Molusco contagioso